Por fin estoy haciendo la actividad que tanto tiempo llevo soñando, colaborar con las personas que no saben leer ni escribir porque no acudieron a la escuela nunca o las que habiendo ido, fue tan poco el tiempo que fueron, que se les ha olvidado casi todo hasta el punto de no saber poner su nombre o sus apellidos.
Conocí el Programa "Yo, sí puedo" hace varios años, pero sólo de oídas, cuando se estaba aplicando en varios países con tasas altas de analfabetismo.
Conocí el Programa "Yo, sí puedo" hace varios años, pero sólo de oídas, cuando se estaba aplicando en varios países con tasas altas de analfabetismo.
En España se viene aplicando hace varios años en la provincia de Sevilla. Y aquí he querido venir para conocerlo de cerca y actuar como facilitadora del mismo.
Os iré contando mi experiencia paso a paso y transmitiéndoos lo que siento, opiniones, y todo aquello que me parezca relevante contar.
Por de pronto, hoy ha sido mi primer contacto con los alfabetizandos que llevaré en mi grupo. En primer lugar hemos hecho una prueba evaluativa para conocer las competencias que tienen en materia de escritura y lectura. La mayoria apenas sabía poner su nombre y apellidos.
Su edad oscila entre los 40 y los 60 años y mantenían una actitud escéptica ante la perspectiva de que ellos puedan aprender a leer y escribir.
Debo decir que he sentido una gran emoción, al ver las caras de cansancio de esas personas adultas que ya se han situado al lado de los vencidos y que piensan que poca o ninguna sorpresa buena les puede deparar la vida, pues ni siquiera cuentan con un techo para vivir. De pronto mi emoción se ha transformado en una ola inmensa que me ha invadido de responsabilidad y me he preguntado ¿seré capaz de devolverles algo de lo que les han robado para vivir con dignidad. No sé..... aunque sólo sea un rayito de esperanza y vuelvan a creer, como cuando eran niños, como cuando jóvenes, "que ellos sí podían"?
Su edad oscila entre los 40 y los 60 años y mantenían una actitud escéptica ante la perspectiva de que ellos puedan aprender a leer y escribir.
Debo decir que he sentido una gran emoción, al ver las caras de cansancio de esas personas adultas que ya se han situado al lado de los vencidos y que piensan que poca o ninguna sorpresa buena les puede deparar la vida, pues ni siquiera cuentan con un techo para vivir. De pronto mi emoción se ha transformado en una ola inmensa que me ha invadido de responsabilidad y me he preguntado ¿seré capaz de devolverles algo de lo que les han robado para vivir con dignidad. No sé..... aunque sólo sea un rayito de esperanza y vuelvan a creer, como cuando eran niños, como cuando jóvenes, "que ellos sí podían"?
He leído con mucho interés esta entrada.
ResponderEliminarMis felicitaciones y mi admiración por la implicación activa de Gabriela para con la libertad de los individuos en esta llamada "sociedad de la información.
Hola Ariadna. Me alienta saber que al otro lado de mis publicaciones, a alguien le interesan sus contenidos. Gracias y un abrazo
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