En la recién creada Revista "AULARIA" sobre Educomunicación se intenta abordar un tema de suma importancia como es el de la educación para aprender a comunicarnos mejor. Si ya estaba bastante deteriorada la comunicación sobre todo a nivel mediático, es un problema que va en aumento en esta era de globalización en que las nuevas tecnologías han irrumpido con tal fuerza que deberemos salir al paso para aprender a utilizarlas favorablemente y sobre todo críticamente pues se corre el riesgo de que quién las domina no siempre las utilice objetivamente.
"Una serie de expertos de todo el mundo en educomunicación, exponen sus pareceres y debaten sobre temas de interés, ante ciertas preguntas":
Alfonso Gutiérrez Martin (Universidad de Valladolid)
¿Está preparada la sociedad educativa para afrontar el reto de la educomunicación mediática? ¿Qué se puede o debería hacer o proponer?
R. En un mundo tan cambiante, en gran parte debido a la presencia e influencia de las TIC y los medios en la sociedad del conocimiento, la implementación de cualquier nuevo cambio en el sistema educativo, puede llegar cuando ya se hayan cambiado las necesidades que lo generaron, y sea otro el cambio que se necesite. Se le asigna a la alfabetización básica y a la educación en general, la función de preparar para la vida. Esto en un mundo en rápida y continua evolución, en una cultura en construcción permanente, sólo es posible si en lugar de basarnos en lo que los profesores estudiamos en el pasado, nos guiamos por lo que nuestros alumnos necesitarán en su futuro como ciudadanos del siglo XXI. Aquí radica el principal problema para que la escuela pueda afrontar el reto de la educomunicación mediática, digital y multimodal: en que la educación formal esté más basada en lo que queremos para el futuro, que en lo que tenemos del pasado.
Jose Antonio Gabelas (Universidad de Zaragoza)
¿Qué estamos haciendo para que desde las aulas y desde los medios se desarrollen proyectos de educación y comunicación?
R. Un proyecto educomunicativo en las aulas, que transforme los resultados de transmisión de la información en procesos de interacción, coaprendizaje y conocimiento, requiere al menos tres elementos: voluntad política, que no la hay; mentalidad abierta, flexible y con capacidad de desaprender, que es escasa; y equipos que garanticen que el proyecto no quema al docente, sino que lo satisface. Esta es la receta, pero no hay ingredientes. Lo que se está haciendo desde los organismos oficiales e institucionales, en términos muy generales y salvo muy pocas y honrosas excepciones, al menos en España, es poco y malo. Programa como la Escuela 2.0, que implica pizarras digitales, ordenadores por alumnos, además de incrementar el cacharreo tecnológico, ignora, rechaza u obvia el ocio digital. Los alumnos son autodidactas en muchos aspectos digitales, las redes sociales, los videojuegos y el trasteo continuo que tienen con la tecnología digital, generan unas prácticas digitales y culturales que los alumnos vivencian en el ocio y en el entretenimiento. Mientras los alumnos aprenden fuera de la escuela la cultura digital, la escuela intenta imponer los programas TIC, que básicamente es una nueva edición Gutemberg.
Juan Antonio Garcia Galindo (Universidad de Málaga)
¿Qué pueden (o deben) hacer los medios para procurar una mayor participación ciudadana? ¿Cómo pueden los ciudadanos participar en los medios?
R. Cuando los medios reconocen su función social (la información lo es), y ésta se convierte en la guía y referente de su actividad comunicativa, están favoreciendo la participación ciudadana. Abrir cauces a la participación de los ciudadanos es, ante todo, reconocer el derecho de la sociedad a recibir una información veraz y no manipulada, y conocer sus necesidades. Toda interactividad, capacidad que las nuevas tecnologías han impulsado, pasa a mi entender porque los medios establezcan previamente un diálogo ético y formativo con la sociedad (y por ende con los ciudadanos), como paso previo a la construcción de su propia agenda informativa. Solo así, las grandes posibilidades que abren las tecnologías de la información y de la comunicación, aplicadas a la tarea de los medios, pueden tener su más acertado sentido. Por participación, no podemos entender solo la capacidad técnica para intercambiar datos, opiniones e informaciones (aspecto, por otro lado, nada desdeñable), sino sobre todo la posibilidad de establecer flujos recíprocos de comunicación, que reviertan en beneficio de ambas partes, medios y ciudadanos; y lo hagan con el sentido ético y formativo del diálogo necesario entre unos y otros. La formación general de los ciudadanos, y su alfabetización mediática, contribuirán sin duda a avanzar en este diálogo.
Concepción Fernández Soto (Profesora y Antropóloga)
¿Qué se está haciendo (o se puede hacer) con los medios desde los movimientos ciudadanos para lograr una mayor responsabilidad crítica? ¿Cómo puede la ciudadanía participar en los medios?
R. Es algo incuestionable que los medios de comunicación son verdaderos forjadores de opinión, y que sólo a veces, son portadores de la opinión ciudadana. Pero, ¿a qué medios de comunicación nos estamos refiriendo?, ¿a aquellos corporativos que funcionan como empresas y atienden a las leyes del máximo beneficio?, ¿a aquellos sobre los que los ciudadanos lo desconocen todo? Se debería potenciar frente a estos medios de comunicación de masas corporativas, de cara oculta, otras experiencias de comunicación más a pequeña escala, en un sistema más sostenible y participativo. Así, se hace necesario aprovechar para la construcción de la ciudadanía, las nuevas redes de comunicación que el desarrollo tecnológico y digital nos ofrece (redes sociales de Internet, blogs de ciudadanía, foros digitales, etc.), aprovechando su conectividad abierta, sin límites de tiempo y en perfecta sintonía con el tiempo real en que se desarrollan los acontecimientos sociales. Pero sin olvidar exigir su cota de responsabilidad en el proceso a los medios de comunicación más tradicionales. El movimiento del 15 M ha sido un ejemplo de empoderamiento de los colectivos sociales, un ejemplo de cómo la sociedad puede desarrollar la capacidad de crear sus propias vías de comunicación, combatiendo la semiótica de la exclusión y el pensamiento único institucionalizado. La articulación de un espacio global social independiente, se hace más necesario que nunca. Si para Mac Luhan «el medio es el mensaje», la clave está en que el medio sea el ciudadano, y que la tecnología, siempre variable, sea una herramienta para multiplicar su capacidad de actuar de forma soberana y colaborativa.
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